Reflexiones desde la Grafología
Cuando hablamos de grafología, la mayoría de la gente piensa que es algo parecido al tarot, el estudio de las manos o cualquier otro tipo de mancias.
Nada más lejos de la realidad. La grafología como técnica proyectiva, analiza la personalidad que hay detrás de una escritura, utilizando un protocolo serio y contrastado, basado en el análisis y la interpretación de los gestos gráficos observados.
Desde los primeros garabatos que hace un niño, ya se puede apreciar su carácter, su grado de implicación en lo que hace y en cómo se relaciona con los demás. ¿Dónde coloca el garabato en la hoja de papel?, ¿qué colores elige?, ¿cómo son sus trazos? ¿son pequeños, rectos, tensos?...
A lo largo de su aprendizaje, asimilará de forma más o menos costosa, un modelo escolar que él mismo adaptará y que evolucionará según su carácter y las vivencias por las que le toca pasar cada día. Se ha visto que las escrituras de niños con problemas en su entorno familiar, tienen en común determinados signos gráficos que son independientes del modelo escolar aprendido, de su entorno cultural, de su idioma o de la nacionalidad.
La personalidad de un individuo evoluciona a lo largo de toda su vida, igualmente sucede con su escritura, los problemas, alegrías, frustraciones y triunfos van marcando nuestro comportamiento y por tanto nuestra forma de manifestarnos y proyectarnos en un papel. La escritura no deja de ser una herramienta de comunicación, y como tal la utilizamos para relacionarnos con los demás.
Una escritura debe analizarse en su conjunto, igual que la personalidad de un individuo. No podemos sacar conclusiones de la personalidad un hombre o mujer, sólo por como habla, anda o mira. Un ser humano es algo más... la escritura también.
Está muy de moda, sobre todo en programas de TV, saber cómo es alguien por como hace la “e”, como coloca la barra de la “t” o dibuja la letra “g”. Por esta regla de tres, ¿todas las personas que hacen la letra “e” de la misma manera serían iguales, es posible creer en esto?. Esa misma letra “e” en una escritura puede ser más pequeña, más grande, más tensa, mas apoyada, etc., etc., etc. ¿Qué nos faltaría?, ver el conjunto en el que está esa letra, el todo, la globalidad.
El poder realizar un estudio serio y en profundidad de una escritura no se aprende de la noche a la mañana, no basta con leerse un libro sobre la materia, lleva su tiempo y se consigue a base de estudios y de practicar mucho, como en cualquier otra materia.
En España la grafología todavía está en mantillas, se cree que es una ciencia intuitiva que según el día que tenga quien hace el análisis se obtienen unos resultados u otros.
En Francia, sin embargo, es una profesión como otra cualquiera, con sus estudios reglados, su titulación oficial y su colegio de profesionales. En nuestro país vecino no se entiende un colegio sin un asesor para ver la evolución de los niños a través de la escritura, ni un departamento de Recursos Humanos sin un técnico en grafología para la contratación, reorganización o promoción de la plantilla, independientemente del volumen de negocio o del número de trabajadores.
En estos tiempos que corren y que nos está tocando vivir, la desmotivación y el desánimo es la tónica general de cualquier departamento y de cualquier empresa. ¿Es sólo debido a la crisis económica?, ¿será que nos cansamos pronto de las tareas relacionadas con nuestro puesto de trabajo?, ¿todos los empleados tienen las mismas motivaciones y aspiraciones?
¿Qué tipo de medida utiliza una empresa para mover, ascender, despedir o reorganizar a su plantilla?, basada en qué?, ¿en su titulación, en su experiencia, en los años trabajados, en cómo le cae al jefe????.
Todos los empleados con la misma experiencia y titulación NO se mueven por los mismos intereses. Según su personalidad tendrán unas motivaciones distintas, ganar más dinero, sentirse alagado y ensalzado, encontrar una estabilidad, realizar un trabajo bien hecho, reunirse, tomar café, etc, etc, etc.
Una de las utilizaciones de la Grafología es precisamente conocer que tipo de motor mueve a cada uno de nosotros, qué nos angustia, con qué situaciones nos bloqueamos, en definitiva, cómo somos.
¿Tanto esfuerzo supone para una entidad preocuparse por conocer a sus trabajadores?., ¿Utilizar herramientas válidas para ello?, Además del curriculum y de la experiencia personal, ¿no sería positivo para ambas partes intentar que cada empleado esté en un puesto de trabajo más acorde con su personalidad, con sus motivaciones y con su forma de ser y de actuar?
Esperemos que, si la crisis tiene que servir para algo, sea para reconducir esas relaciones humanas, que en la actualidad brillan por su ausencia y mucho más en los ambientes laborales...
Isabel Lara
Grafóloga Diplomada por la Sociedad Francesa de Grafología